Tuviste que forjarme el amor,
porque a los cuatro años me lo arrancaron,
porque a los catorce, me lo envenenaron
y a los diecisiete simplemente… lo devastaron.
Tuviste que forjarme el amor,
más antes de volverte herrero fuiste explorador,
para encontrar los restos de mi amor esparcidos.
Restos refugiados en mis grietas y en mis criptas,
perdidos… en las catacumbas inhóspitas de mi alma.
Navegaste mis mares, mies ciénagas y ríos,
y excavaste con paciencia mis tierras calcáreas,
cual arqueólogo fanático por vasijas partidas,
de mis polvos ancestrales, tus manos colmaste.
Pero no bastaba…
Tuviste que volverte también un guerrero,
para luchar contra mi ira y mi tristeza azotadoras.
dominar al dragón, nacido del dolor intolerable
y encantar las serpientes venenosas
engendradas de los tantos desprecios,
protectoras de traiciones reiteradas.
¡Mas no bastaba aún!
Tras ser guerrero, mi motivo te volvió alquimista,
para usurpar la oculta esencia que siempre te negaba.
Y no sirvieron los textos, sólo tu intuición de hallarme
de disolver la pena y coagular el amor,
de encontrar la piedra filosofal para esculpir el molde
donde unirías los fragmentos de mi quebrado amor.
Pero no fue tu yunque ni tu martillo,
ni fue el molde, ni tu caldero hirviente,
ni fue tu arte, ni tu fuerza, ni tu temple.
Ni siquiera fue tu perseverante afán de mí.
Fue tu amor, fue tu amor bueno, hijo del Inti y de la Pacha mama.
Fue tu amor por años, reverberando en el total de mis espacios.
En el conjunto de mis silencios y en los abismos de mi tiempo.
Fue tu amor,
que revivió el amor perdido
que lo instiló en mi vientre
Y lo hizo vida...
Y lo forjó amor...
Del libro inédito CUANDO LAS SOMBRAS SE ILUMINAN
DDI N° Registro 289.268
Derechos reservados de autor
Existen fuegos que incendian
existen fuegos que arrasan,
pero tú mi amor eso no eres...
Existen fuegos que hieren,
existen fuegos que calcinan
pero tu mi amor eso no haces...
Hay fuegos que al viento siguen,
fuegos mutables e impredecibles.
pero tú mi amor así no vives...
Tú, eres como el sol a la tierra,
Perenne… su centro inmóvil.
Tú, eres luz y eres calor
Calculista perfecto de la energía vital.
Te restas cuando quemas,
te enciendes cuando enfrío.
Iluminas cuando vago entre las sombras,
y te escondes para no opacar mi brillo.
Tú, eres el fuego bueno,
el Espíritu vital,
el sol que me transforma...
y el mago de mi creación.
Del libro inédito CUANDO LAS SOMBRAS SE ILUMINAN
DDI N° Registro 289.268
Derechos reservados de autor
A la vida entraste raudo y a la fuerza
labios con arándano y la piel frambuesa.
Te quejabas tanto, que me lastimabas
y yo no entendía porque tú llorabas.
Del agua al aire llegaste en segundos
aire que te ardía, flama en lo profundo
La luz atrevida que relampagueaba
y yo no entendía porque tú llorabas.
Y La ropa suave, viruta escabrosa
en tu piel de seda arcilla terrosa.
Brazos torpes míos, tanto que apretaban
y yo no entendía porque tú llorabas.
Voces que graznaban cual desliz de tiza
Pobrecito niño, de estridor gemías.
Cuantas manos frías, cuantas te tocaban
y yo no entendía porque tú llorabas.
Sólo el seno tibio de la madre nueva
vino a devolverte al vientre aquí en tierra.
En gotas la leche como el pan llenaba
y yo no entendía porque tú callabas.
Del Libro inédito POESÍA Y ALQUIMIA
DDI N° Reg. 272.150
©Derechos reservados de autor
Perdóname por no dejarte llorar,
por tardar tanto en darme cuenta,
de tu océano magnánimo aguardando.
desbocarse en tierras bajas y en abismos.
Madre ciega no podía ver que eras
el espejo dextro cóncavo de mi levo convexidad.
Potencial grandioso de sentir lo inerte y lo vivo
de perderse en los bosques escondidos del delirio.
Perdóname por no dejarte llorar,
tenía miedo de mi dolor asfixiante,
tenía miedo del éxtasis desbordado,
que te perdieras como yo me he perdido.
Perdóname por no dejarte llorar
por ahogar tus fuegos en mis mares.
Apagar tus fantasías en mi falso realismo.
abandonar tus sueños como hiciera conmigo
Perdóname por no dejarte llorar,
por la soberbia implacable,
el orgullo amortajado,
la coraza invencible,
que aplacaba los latidos de dos colibríes perdidos
el tú y yo en los jardines imperiales del tiempo.
Del libro inédito CUANDO LAS SOMBRAS SE ILUMINAN
DDI N° Registro 289.268
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Me tardé... espero haberlo comprendido a tiempo.
Mi pequeña hermosa, princesa de sueños,
de sonrisa fácil y ojos de encanto.
Tanto amor me entregas, tanto amor desbordas
con manitos rosadas tejiendo ternura.
Hermosa, como pétalo de flor joven
Hermosa, como campo tras lluvia en primavera.
Como cielo del atardecer teñido de rojos,
como luz divina traspasando las nubes.
Tierna, como blanco algodón acariciando el rostro.
Tierna, como el más dulce poema de Gabriela.
Como te pones en mi pecho al dormirte,
como acaricias mi pelo bendiciendo mi alma.
Alegre, como los colores de un caleidoscopio
Alegre, como sol de mañana a las aves del jardín
Como océano inmenso que esconde dolores,
los dolores de todos, del mismo mundo y hasta de Dios.
Me has robado las penas,
me has curado los males
Borraste cicatrices y me volviste a la vida.
Como un ángel, si eso es… como un ángel de Dios.
Del Libro inédito POESÍA Y ALQUIMIA
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Que la bondad de acompañe siempre...
Mi pequeña princesa,
corazón de savia.
De un rayo de luna nacida,
de un bosque encantado surgida.
Plateada.
Efímera.
Sutil.
Dulce como la miel en invierno.
Hija de la lluvia,
del rocío de las hojas,
encantas la vida
y velas los sueños.
Careces del mal necesario,
cual árbol milenario.
Frágil, tus alas de escarcha
¿Quién podrá protegerte?
Como la más brillante luz
te perderás entre la niebla,
y te apagarás en la noche eterna.
Que gracia haberte contemplado,
que dicha haberte sostenido,
por este segundo que se va,
como agua entre los dedos.
Del Libro inédito POESÍA Y ALQUIMIA
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