Soy nocturna,
solitaria,
libre
y no se hablar con mi labios.
Creo el mundo bajo las estrellas
y me enamoro cual lesbiana de la luna.
Soy errática,
Indecente,
niña egoísta
y te miento inocente a los ojos.
Deshonesta mientras habito
universos de mitos y antiguas leyendas
Soy campo surtido cardos y flores,
Un cuerpo nutrido de magia y tristeza
Si… ¡Y Necesito siempre estar enamorada
del aire, del hombre o de la vida misma!
Amo el alcohol que libera las cadenas de la mente
y hace llover un poema como vendaval en invierno
Al cigarro que consume todo mal enquistado
A la cruz del sur y su ruta al bosque encantado.
Soy mujer imperfecta quizás ¿o perfecta así?
Hipotequé lo que soy por la dama que tienes
mas hoy me preguntó:
¿Si amas más a la del autorretrato
o a la exclusiva máscara que construí para ti?
Inés de Cervantes
@Derechos resrvados de auto
Comienza aquí un recitar de aguas,
aguas que vienen y que pasaron.
Las aguas sucias y las cristalinas,
las que se fueron, y no regresaron.
Del Petrohue las caudalosas,
y las quietas del LLanquihue.
El agua que engendró a las rosas
y el rocío que baño un copihue.
Versos de alquimia,
de ermitaño escondido.
No nací para vender las palabras,
para darlas más bien he nacido.
Como narciso de un camino polvoriento,
alegro el gris del invernal paisaje.
Luego triste y seco me quiebro
mientras la primavera renace.
No puedo dejar de ser narciso silvestre,
no puedo cambiar el silencio por mesa de reyes.
No puedo dejar de transformar los dolores,
guijarros a soles y piedras en dones.
Del Libro inédito POESÍA Y ALQUIMIA
DDI N° Reg. 272.150
©Derechos reservados de autor
Quizás algún susurro te hable de él,
si tienes suerte encontrarás su escondrijo.
Detrás de su ropaje viejo y austero,
detrás de su rostro semidevelado,
detrás de unas manos frías,
un corazón de fuego se esconde.
En cabellos de negro se funde,
miles de pócimas en su almacén.
En muebles desvencijados…
siempre, hallarás una para ti.
Un par de miradas y cuatro movimientos,
tres palabras de tu boca y… ¡ahí está!
La pócima perfecta, para ese segundo,
para ese instante y fragmento de tiempo.
Por míseras monedas las vende
te las da sin siquiera decirte que hacer,
nadie sabe si le importa realmente
nadie sabe si es un charlatán,
un ángel o un demonio tal vez.
Sólo se sabe que si bebes su pócima
una transformación ocurrirá en ti.
A veces te volverás al dolor,
a veces te volverás al amor,
mas de nobleza quedarás cubierto.
¿Quién querrá dejar de ser piedra
para volverse de alerce madera?
Del Libro inédito POESÍA Y ALQUIMIA
DDI N° Reg. 272.150
©Derechos reservados de autor
He invocado al Partenón completo
para implorarles el poder que me confiera
exorcizarte del demonio que te habita
y liberarte del poder de sus cadenas.
Extraerte el veneno con los labios
impregnarte mis aceites en tu herida
envolverte con mis alas satinadas
y tus lágrimas secarlas con mi dicha.
Pero nadie me escucha…
una pequeña mortal al otro lado de tu mundo.
Intentando reparar lo irreparable,
intentando remediar lo incomprensible.
Con palabras que se escapan en mis versos
con angustias que no fraguan en invierno.
No me rindo…
La luz de plata me ha de hacer tu hechicera
Y por las noches visitarte en tus locuras,
en tu ventana deslizarme entre tinieblas
y de la mano rescatarte a las alturas.
Tu corazón limpiar de los venenos
tu razón embelesar con mi belleza
para que hoy que has decidido liberarte
mi nombre invoques cual conjuro en tu cabeza.
Del libro: CONQUISTA Y DESOLACIÓN, LATITUD 34 SUR
DDI N° Reg. 283.818
©Derechos reservados
Me estás doliendo hasta en los huesos,
astillas morbosas clavadas de ausencia.
Cual corona de espinas trabada
en el cuello de un Cristo torturado.
¡Me estás ahogando hasta el aire!
Presión flagrante en el pecho sometido.
De no ver tu risa que resuena hasta en mi noches.
De un aroma que no siento y no llena mi vacío.
De que vale el alma sin cuerpo…
Cómo enfrento la distancia cobarde,
del abrazo que no tengo,
los besos que no otorgo.
Cómo refugio mi cara en tu pecho
y oigo tus latidos vibrando, contentos.
Cuánto resiste la magia de esta mala hechicera,
cuánto dolor soporta este lamento incierto.
La vacuidad de tu presencia ausente,
la intensidad de un amor que se hace inerte.
Del libro: CONQUISTA Y DESOLACIÓN, LATITUD 34 SUR
DDI N° Reg. 283.818
©Derechos reservados
Parece que las almas no entienden de cuerpo y de sangre.
Mi alma no entiende, de derretir el hielo con el calor de tu boca.
No sabe cómo comer tu carne en un rito sagrado
y desgarrar tus pliegues buscando tu esencia.
Las almas no entienden de aromas
que al irse aprisionan el pecho como rocas caídas.
No entienden de la tibieza de un abrazo que hace fugar el espacio,
ni de mis dedos frágiles intentando aferrarse a tu ropa.
Las almas tan inútiles como la luna al mediodía no sirven,
No sirven como mis ojos para contemplar tu sombra en la partida.
¿A quién le importan? Si no hacen más que enredar,
este mundo de animales salvajes jugando a ser Dios.
Tu alma no puede recorrer la distancia entre tu cuerpo y el mío.
No puede adentrarse en mi vientre embriagante.
Mi alma no puede, convertirse en el magma
que adhiere los fragmentos de tu corazón quebrado.
Tu alma no reemplaza a tu voz,
con la cual como espejo observo mis puntos ciegos.
Tu alma y mi alma no pueden caminar de la mano una tarde de verano,
y menos aún decirme buenas noches con un beso en la frente.
Aunque tu alma me ame, yo solo escucho el silencio,
una y otra vez el silencio que clava profundo en mis costillas humanas.
En cada respiro que me tomas, como al libro viejo de mitología,
al que se recurre cuando las nuevas historias se han agotado.
¿De qué le sirve tu alma a este ser encerrado en una cárcel de piel?
¿De qué le sirve mi alma a tu ser embriagado de placeres nocturnos?
Tu alma… mi creencia irracional que se mantiene cerrando los ojos,
los ojos vivos, que ven como siempre tu cuerpo ante mi permanece inmóvil.
Del libro inédito CUANDO LAS SOMBRAS SE ILUMINAN
DDI N° Registro 289.268
Derechos reservados de autor
Me has traído a reposar sobre tu pecho.
Tus dedos, ensortijan mi cabello alborotado
Tu voz susurrante me adormece…
Salvador de mis congojas,
Templario de mis miedos.
Lavanda de mis angustias,
Melisa de mis tormentos.
Con tu brazo protegiendo mi espalda
Me ampara todo el firmamento.
¡Oasis falso en mi desierto!
¡Lo terrible es que no existes!
¡Lo terrible es que estoy sola!
Que no eres más que el imaginario de un deseo imposible,
que no eres más que el doloroso fantasma del armario.
Que llegaste tarde… ¡muy tarde!
Cuando el corazón ya es un cobarde,
cuando se ha vuelto inmune a los tormentos
y se acostumbra al dolor de lo corriente.
Del libro: CONQUISTA Y DESOLACIÓN, LATITUD 34 SUR
DDI N° Reg. 283.818
©Derechos reservados
Al parecer las letras se me habían secado,
los versos arena en un viejo desierto,
mas tus manitos de miga tocando mi seno
y los ojitos cerrados bebiendo un lucero.
Revivieron las flores, reencarnaste al abuelo.
Y corrió el lápiz, contagiado de dicha
por tu piel de miel untada en mantequilla.
Las hojas con polvo ya fueron barridas
y tu voz esbozada emergió en mi risa.
Nació una madre cuando volaba el día.
A tus tres lunas nuevas te dormiste solo,
con pestañas de trigo al viento de marzo.
Con leche dulce soñaste que va goteando
con sol de mañana y grillos cantando.
Te miro mi niño y te voy adorando.
Nació una madre cuando volaba al día;
justo que me voy, danzando al enjambre.
Como abeja obrera ¡Ay duele dejarte!,
no despiertes, no, no plateado ángel
Quédate en el cielo, virgen no lo bajes.
Del Libro inédito POESÍA Y ALQUIMIA
DDI N° Reg. 272.150
©Derechos reservados de autor
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